El 20/11/1951 en Cañada Rosquín, Santa Fe nacía León Gieco.
Los Chacareros de Dragones
Dedicada a Víctor Jara
Del Álbum:El Fantasma de Canterville"
1.976
"Los chacareros de dragones", canción que compuso tras el asesinato de Víctor Jara en el Estadio Chile, en 1973 (lugar que sería bautizado treinta y un años después como Estadio Víctor Jara). Después de que le cercenaron las manos y le dieran numerosos balazos, Gieco lo cuenta con todo su dramatismo, pero no hay un tono de odio o tristeza. En 2007, la canción homónima fue considerada por la página Rock.com.ar como la 58° mejor canción del rock argentino de la lista de Las 100 de los 40.
El álbum Se graba en una semana en los estudios Phonalex; el COMFER lo revisa y de las doce canciones censura diez. El álbum debió mezclarse nuevamente y agregarle otra vez las voces porque en esa época se grababa en cuatro canales y se usaba un quinto, que era la mezcla, para incluir las voces o algún instrumento que faltaba y ese quinto canal se había perdido. Este álbum puede ser hermanado con el álbum Instituciones: al igual que Sui Generis, León tuvo que entrenar la cintura para evitar la sombras largas de la dictadura, que se ensañaron con el disco, obligaron a modificar la letra de “El fantasma...” (la línea “Ay si pudiera matarlos...” se convirtió en “odiarlos”; “He muerto muchas veces acribillado en la ciudad” se grabó como “rodando sobre la ciudad”) y la de “Los chacareros de dragones” (el nombre está inspirado en la calle donde se encuentran los Estudio Phonalex, llamada calle Dragones), dedicada a Víctor Jara, que incluso fue mezclada con la voz bien atrás, para que no se terminara de entender eso de “Allá donde mil poesías gritaron/ cuando le cortaron al poeta sus manos”.
Preciosa versión con la banda "Los Montoneros"
Los chacareros de dragones
(León Gieco)
Allá donde todo aquel septiembre
no alcanzó para llevarse la tempestad.
Allá donde mil poesías gritaron
cuando le cortaron al poeta sus manos.
Uy, uy, uy si hasta el cóndor lloró.
Allá donde muchos vientos han pasado
y ninguno pudo detenerse a detenerse a descansar.
Allá donde muchos pensamientos
no tienen palabras ni gritos ni silencios.
Uy, uy, uy si hasta el cóndor lloró.
Allá donde quedo estrellada
la raíz de un pueblo con sus profetas muertos.
Allá donde mil poesías gritaron
cuando le cortaron al poeta sus manos
Uy, uy, uy si hasta el cóndor lloró.
(El orden de las estrofas varía en las distintas versiones).
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